Subido por Parroquia San Francisco Solano

Jesús decía a los discípulos: “Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo  llamó  y  le  dijo:  ‘¿Qué  es  lo  que  me  han  contado  de  ti?  Dame  cuenta  de  tu  administración,  porque  ya  no  ocuparás  más ese puesto’.

El administrador pensó entonces: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo  fuerzas.  ¿Pedir  limosna?  Me  da  vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!’. Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero:  ‘¿Cuánto  debes  a  mi  señor?’.  ‘Veinte  barriles  de  aceite’,  le  respondió.  El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y anota diez’. Después preguntó a otro: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’. ‘Cuatrocientos quintales de trigo’, le respondió.  El  administrador  le  dijo:  ‘Toma  tu recibo y anota trescientos’. Y el Señor alabó  a  este  administrador  deshonesto,  por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.

Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que éste les falte, ellos los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que  es  deshonesto  en  lo  poco,  también  es  deshonesto  en  lo  mucho.  Si  ustedes  no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al dinero”.

Palabra del Señor