Subido por Parroquia San Francisco Solano

Un  día,  Jesús  estaba  orando  en  cierto  lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado  sea  tu  Nombre,  que  venga  tu  Reino;  danos  cada  día  nuestro  pan  cotidiano;  perdona  nuestros  pecados,  porque  también  nosotros  perdonamos  a  aquéllos  que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”.

Jesús agregó: “Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a  él  a  medianoche,  para  decirle:  ‘Amigo,  préstame  tres  panes,  porque  uno  de  mis  amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle’, y desde adentro él le responde: ‘No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme  para  dártelos’.

Yo  les  aseguro  que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa  de  su  insistencia  y  le  dará  todo  lo  necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide recibe; el que busca encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!”.

Palabra del Señor